Con el corazón en el domingo

En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»

En la vida vivimos muchos momentos de inseguridad, indefensión, nos sentimos amenazados, tenemos incertidumbres, andamos a tientas, buscamos guías. No es otra cosa la adoración que muchos de nuestros contemporáneos tienen por los líderes políticos, deportivos, musicales… que llenan plazas y estadios. Necesitamos gente que oriente nuestra vida y a la vez nos creemos autosuficientes, vivimos de los grandes avances técnicos, médicos, astronómicos y nos sentimos pequeños.

erseguimos la felicidad y pensamos dominar todo y seguimos inquietos. El evangelio nos dice que tenemos un Pastor y parece responder a una inquietud de los primeros cristianos y también de nosotros: ahora que Jesús no está visiblemente entre nosotros, ¿quién nos reúne, nos guía y nos defiende?

El auténtico Pastor que guía a la comunidad cristiana es uno sólo: Cristo. En la primera lectura Pedro que había “hecho un favor a un enfermo” diciéndole: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo de lo doy: en nombre de Jesús Nazareno, ponte a andar”. Deja claro quién es “la piedra angular”, su riqueza es Cristo, como dirá Pablo, es importante puntualizar esto, en unos momentos en los que tanto se habla de la riqueza de algunos pastores. Su riqueza nos llegará a través de los testigos que llamamos “pastores”, que son como Él, los servidores de todos. ¿Pero en qué consiste ser Buen Pastor?, en contra de los falsos pastores o dirigentes que no hacían otra cosa que pastorearse a sí mismos. Consiste en “Dar la vida por las ovejas”