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SIN VERDAD TAMPOCO HAY PARAÍSO

En el Evangelio, Juan nos recuerda que Dios nos amó de tal forma, que envió a su Hijo único a nuestro encuentro para ofrecernos la vida eterna. Estamos invitados a mirar a Jesús, a aprender con él la lección del amor total, a recorrer con él el camino de la entrega y de la donación de la vida. Ese es el camino de la salvación, de la vida, plena y definitiva.
LA VERDAD
¡Tan discutida hoy. Tan pretendida y tan manipulada!
"No hay verdad", dicen.
"Cada uno tiene la suya, y si a cada uno le vale..." El relativismo está por todas partes.
Solo hay una cosa que no es relativa: el sentirnos amados. Todo el mundo lo busca, sacrifica la vida y la comodidad en ello. ¿Qué no hacemos por ganar el cariño de los que nos importan?
Luego no toda verdad vale.
Sin embargo, el cristiano también es un relativista.
Porque todo es relativo, absolutamtente todo. Menos una cosa.
Somos amados de una forma desmedida, inmerecida y gratuita. Esa es la verad. La única. La que lo transforma todo. Ante la cual, todo es relativo.
"No hay verdad", dicen.
"Cada uno tiene la suya, y si a cada uno le vale..." El relativismo está por todas partes.
Solo hay una cosa que no es relativa: el sentirnos amados. Todo el mundo lo busca, sacrifica la vida y la comodidad en ello. ¿Qué no hacemos por ganar el cariño de los que nos importan?
Luego no toda verdad vale.
Sin embargo, el cristiano también es un relativista.
Porque todo es relativo, absolutamtente todo. Menos una cosa.
Somos amados de una forma desmedida, inmerecida y gratuita. Esa es la verad. La única. La que lo transforma todo. Ante la cual, todo es relativo.