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XII Domingo del tiempo ordinario
Cuantas veces en nuestra familia o en la sociedad sentimos que nuestra barca se va llenando de agua por las olas embravecidas de la enfermedad, de la falta de trabajo; por los conflictos sociales, por las incomprensiones, o por las injusticias, por los exámenes suspensos o por el trabajo que no está recompensado, por los odios y las mentiras que nos ahogan diariamente. Cuantos hombres y mujeres se hunden diariamente en la vida, en la injusticia, en la maldad... y así podría seguir diciendo un sin fin de cosas.
Es en el momento en el que tenemos la tempestad en nuestras vidas cuando sabemos quién es él y toda la paz y la calma que nos puede dar. La llave para encontrar esta paz, es que no vivamos nosotros, sino que vivamos para ÉL.
Te ha dicho que cuando sientas que tu vida se hunde, por todas las tempestades y olas embravecidas del mal, acudas a él y devolverá el mar a su calma.
