Con el corazón en el domingo: Todos los santos

"Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios"
'
Lo que nos dice...

Más allá de lo deforme de nuestros defectos y limitaciones, está la verdad, la gran verdad: que somos hijos amados de Dios, que la humanidad no está condenada sino salvada por el gran amor con que Dios nos ama. Nosotros, un nosotros muy grande, que abarca a toda la humanidad en el pasado, el presente y el futuro, somos los santos de Dios, los santos que hoy celebramos. Porque Él es bueno. Salimos a la calle con la sonrisa en el rostro y dispuestos a seguir luchando por mejorar nuestra propia vida y por mejorar este mundo. Por hacer que sea la casa de Dios, la casa de todos, el Reino por el que Jesús dio su vida.
'
Hoy la Iglesia conmemora y celebra a todos los Santos, aunque la mayor parte de sus nombres no figuran en las historias escritas ni en el Martirologio. Son los que han pasado del creer al ver y ven a Dios tal cual es. Son las personas adornadas de limpieza interior y dotada de un corazón recto. Son las que colaboran eficazmente en la construcción de la paz universal, asentada en la igualdad como fruto de la justicia.
'
Son las que resisten los embates del mal y no se arredran ante las persecuciones en su proyecto de crear nuevas relaciones con Dios, con los hombres y con la creación. Hagamos fiesta con ellos. Nuestra relación con ellos no solo consiste en pedirles sino de aprender de ellos. Que nos enseñen a vivir nuestro bautismo, por el que nos unimos al Señor y a la Iglesia. Nosotros mientras tanto sólo podemos decir al Señor: Mi corazón confiado está en ti.