
Lo que nos dice...
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El evangelio de este domingo nos habla de un pequeño detalle que en la vida diaria ayuda a construir una vida cristiana de las de verdad. Porque en la vida podemos vivir tan centrados en nosotros mismos y en nuestras necesidades y problemas que se nos olvide mirar a los demás, a los que nos rodean. Colocados en esa perspectiva las cosas que tenemos a nuestro alcance se convierten en recursos necesarios e imprescindibles para nuestra propia supervivencia. Las manos se nos vuelven herramientas que agarran y guardan en nuestros almacenes como pequeñas o grandes palas excavadoras que barren hacia sí mismas todo lo que encuentran. Es toda una actitud vital.
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Frente a ella, hoy las lecturas y el evangelio nos proponen otra forma de vivir. Las manos ya no son herramientas que agarran y atraen hacia mí. Ser persona es tener las manos abiertas para saludar, para compartir, para dialogar, para dar, para confiar...