Con el corazón en el domingo: 3º de Pascua

TU LUZ NOS ATRAPA

Al atardecer del día de la multiplicación de los panes, los discípulos de Jesús bajaron al lago, se embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm. Ya había caído la noche y Jesús todavía no los había alcanzado. Soplaba un viento fuerte y las aguas del lago se iban encrespando.

Cuando habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre las aguas, acercándose a la barca, y se asustaron. Pero él les dijo: “Soy yo, no tengan miedo”. Ellos quisieron recogerlo a bordo y rápidamente la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.
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Cuando viene el bajón...

¿Sabéis de lo que hablo? Cuando has tenido una experiencia de Dios intensa (Pascua, Camino, Tiempo de Ser, Taizè, Campos, etc.), te gustaría que los sentimientos se mantuvieran para siempre. Sin embargo, al tiempo viene el bajón y te preguntas ¿ha merecido la pena?, ¿por qué ahora me siento tan huérfano?



Y es que es normal y es sano. No podemos vivir siempre en una nube. Como los discípulos después de la resurrección: vuelven a Galilea, a la rutina gris y monótona de todos los días. Se ponen a pescar y... no pillan nada.

Y justo, en mitad del fracaso, cuando parece que la noche es más cerrada y que se ha estado perdiendo el tiempo..., aparece el resucitado de una forma velada y les invita a echar otra vez las redes. No saben que es el Resucitado, pero el reto de confiar contra toda esperanza les suena. Parece como si la orden no fuera nueva. Y echan la redes, y la resurrección se hace realidad en medio de la rutina y todo se ilumina.

Pero... una pregunta, a ti, lector internauta inquieto... ¿Serías tú capaz de lanzarte al agua apenas sientieras la voz del Maestro en la orilla?

Puedes ver más reflexiones para este domingo en: http://www.jovenesdehonianos.org/tiempodepascua3domingo.html