Con el corazón en el domingo

«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo." El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador." Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

1) El fariseo compra la salvación 
Hay personas que viven así su relación con Dios. Rezan rosarios, van a misa, cumplen con los mandamientos, aman al prójimo. Pero todo no es más que una forma de pagar el precio que cuesta la salvación. Dicho de otra manera, así se sienten seguros de tener la salvación eterna, de tener a Dios de su parte. La verdad es que el fariseo no se ha enterado de nada. Se ha confundido de medio a medio. No se ha dado cuenta de que lo mejor de la vida no se compra sino que se encuentra regalada

2) El publicano experimenta la compasión de Dios:
El publicano tiene conciencia de que no merece nada. Es un superviviente de la vida. Ha chapaleado en el barro tratando de mantener la cabeza fuera. No tiene ningún título ni privilegio que poner en la presencia de Dios. Sabe que sólo puede esperar y confiar en la compasión y en la misericordia del que le regaló la vida.

3) Del mercadeo a la gratuidad:
La experiencia básica de la fe cristiana es el encuentro gratuito con Dios y con su amor manifestado en Cristo. Ese amor transforma la vida de la persona, le capacita para amar y para vivir agradecida. Todo lo que viene luego,cumplir las normas, participar en la eucaristía, orar con la Palabra, ponerse al servicio de los hermanos más necesitados, no es una forma de conseguir méritos ante Dios sino expresión y comunicación del amor sentido y experimentado, del amor recibido de Dios.