Podría haber sido un trueno, o un rey en un caballo blanco, un poderoso caballero, o una diosa adornada de hermosura, un gran comunicador o un líder mediático, un gran ingeniero o un sabio eminentísimo, un gran pacificador, un hábil médico.... No. Un niño.

La vida que brota en nosotros, como una semilla, está apunto de florecer. ¿Dejarás entrar en tu corazón a Dios, aunque sea un niño?
De nosotros depende. Dios ya ha bajado. Pero sólo se queda allí donde lo dejen estar, esto es, allí donde lo importante es el hombre y no el poder, compartir en lugar de acumular, construir la fraternidad en vez del ansia de subir y escalar puestos; allí está Dios-entre-nosotros, allí cada día es Navidad, y volverán a realizarse las palabras del profeta: «Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá de nombre Emmanuel, que significa 'Dios con nosotros'».