Amanecía un nuevo día en nuestras sedes, era el día previo a nuestra llegada a Madrid, donde toda la multitud esperaba ansiosa la llegada del Papa a la capital. La oración de la mañana la dirigía el grupo de Italia del Sur y nos recordaban, con unas semillas de fresa, que Dios es amor, que era y es un hecho. No hay verdad más cierta y, sin embargo, podemos seguir viviendo indiferentes a ello. Todo nos llevaba a entender que la raíz de todo es el Amor de Dios y nos invitaban a que dejásemos que se enraizáse en nosotros ese deseo de corresponderle. Y así, cargados de un deseo de corresponder ese amor tuvimos uno de los días más intensos del encuentro.
Durante toda la mañana pudimos disfrutar de más de una decena de talleres dehonianos distribuidos por todas las instalaciones de Alba de Tormes, tales como barro, graffiti, tienda del encuentro, arte, personajes, magfia... Después de una gran paella visitamos Alba de Tormes y celebramos una vigilia muy emotiva en la Clerecía.
Por la noche nos esperaba el momento más lúdico del encuentro, una auténtica fiesta medieval, con costillas, panceta... y sobre todo, con un rey, una reina, guardias, doncellas, bufones, dragones y miles de personajes que nos hicieron trasladarnos hasta el medievo donde pudimos bailar, jugar, cantar y ver la liberación de la princesa abutarda que estaba custodiada por un temible dragón y por el caballero oscuro. Varios bailes y danzas pusieron fin a ésta última noche en la ciudad de Salamanca. Al día siguiente, nos esperaba Madrid.