Con el corazón en el domingo

[...] Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?" Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»
También a nosotros nos dirige hoy Jesús una llamada que apela a nuestra responsabilidad: se nos ha confiado la causa del Reino de Dios, somos depositarios de una gracia que no es sólo para nosotros, sino para todo el mundo. Sintiéndonos agraciados por esta confianza y responsables de la viña del Señor, tenemos que apresurarnos a dar frutos en los tiempos debidos. ¿Qué frutos son esos?

Por fin, existen también “los tiempos” de la vendimia. Los tiempos de la salvación han empezado ya, pues Dios está actuando ahora en el mundo: nos ha enviado no sólo a sus siervos los profetas, sino a su propio Hijo, su Palabra encarnada; y a su Espíritu, que ora, habita y actúa en nosotros. El tiempo de la salvación es un “kairós”, un momento oportuno, que afecta a la Iglesia como tal, pero también a cada uno de nosotros, los creyentes. Hemos recibido el don de la fe, la responsabilidad de la viña del Señor. ¿Estoy respondiendo a esta gracia con los frutos adecuados?