Tres días con experiencias inolvidables, tres días en los que estar con los amigos han significado mucho, tres días en los que el silencio decía mas que mil palabras, tres días en los que el compañero aunque no sea tu mejor amigo puede hacerte sentir acompañado, puede sacarte la sonrisa que no todos los días tienes, o puede incluso hacerte sentir como si te conociera de siempre; son eso tres días los que le dan sentido a la pascua, los que disfrutas riéndote y compartiendo tus risas con los demás. Cada momento de esos tres días no tiene precio ni tampoco una palabra que la que puedas describirlos. En estos tres días hemos hecho y aprendido muchas cosas como que sentirte acompañado es bastante importante y que al sentirte solo quieres que te abracen o que te toquen, saber que alguien esta ahí contigo, o como que una simple canción te puede llegar al corazón, te enseña que una simple sonrisa te puede alegrar el día o recordándote lo que hizo Jesús por nosotros.
El recuerdo que te queda es muy especial, empezamos presentándonos, y acabamos haciéndonos fotos todos juntos como si nos conociéramos desde pequeños, empezaron explicándonos un poco más sobre la vida de Jesús y acabamos rezando y orando por Él, empezamos conociendo a los monitores y acabamos cogiéndoles cariño y queriéndoles.
Han sido, resumiendo, tres días intensos en los cuales conoces a más gente, vives la experiencia como la vivió y la sintió Jesús con su muerte y resurrección. Una experiencia que se queda en tu recuerdo o simplemente una experiencia en la que un simple abrazo te puede hacer sonreír o que tu misma sonrisa puede hacer que otro la tenga. Es una experiencia que la repetiría sin duda y la volvería a vivir mil veces más, y que no te cansarías nunca, es una experiencia que en que te falta tiempo para disfrutarla.
No puedo acabar sin darle las gracias a todos ellos que han hecho posible que esto se pueda hacer, a todos esos monitores que son únicos, que te hacen el día mas alegre o a todos esos compañeros que se van haciendo amigos o a esos amigos que lo siguen siendo.
Un abrazo muy fuerte, os quiere:
Ana Verdú Ortiz