Cine: 15 años y un día

Jon es un adolescente vasco con cierta problemática de adaptación social. Comportamientos que ponen en riesgo su vida, malas contestaciones, una violencia que se llega a manifestar en ocasiones de manera sádica, faltas constantes al colegio y apatía por la vida provocarán que Margo, su madre, decida enviarlo una temporada con su abuelo, militar retirado, a la costa levantina. La relación con Max, el abuelo, es tensa, y las normas y disciplina a la que le somete no agradan al muchacho. Son dos caracteres titánicos que lucharán por sus costumbres: Max, intentando que nada cambie y convencido de que esa es la costumbre, la mejor disciplina. Jon, aprendiendo a base de golpes. El muchacho se irá encontrando con personajes diferentes que le obligarán a tomar decisiones trascendentales para su vida. Y detrás, en un segundo plano, aparecerán otras historias que se entrelazan con la suya: la de una joven que no tiene memoria, la de chicos inmigrantes y sus realidades diferentes, la de un muchacho gay que se ve en problemas por culpa de Jon. 15 años y un día es una película joven para todas las edades. La fotografía que realiza de esta generación, donde muchos de ellos están a las puertas del ‘ninismo’, se acerca bastante a la realidad, pero Gracia Querejeta, la directora, no juzga ni a los mayores ni a los jóvenes. Por eso se trasluce en esta película un hilo de esperanza y se dan ciertas claves para el crecimiento personal. El desenlace nos da un final de la película cómodo, de buen gusto. Típico final de película. 

¿Por qué ver…15 años y un día
 
  • Porque todos hemos tenido quince años y un día, y la galería de personajes jóvenes que nos presenta hace que te puedas sentir identificado con alguno de ellos. Y al no ser juzgados por el guión como los buenos o los malos, abren la puerta a la reconciliación con la propia historia personal.
  • Porque enseña una lección sobre los silencios y los secretos. Cuando una persona esconde una historia que ha sido trascendental para ella, y evita expresar los sentimientos, esta historia luchará por salir a la luz. Así, el reconocimiento de un sufrimiento o la no asimilación del suicidio de un ser querido, se aceptarán cuando se les ponga nombre. 
  • Porque todos necesitamos que se nos den otras oportunidades. Cambiar de aires, conocer a gente nueva, decidir y confundirse en un ambiente diferente… es una experiencia que cuando se regala, hay que saber aprovechar. Jon no lo hace al principio de la historia, pero las circunstancias le llevarán a verlo así.
  • Porque es necesario que nos encontremos con contrastes, y esta película los tiene. Todos no tenemos las mismas oportunidades y es necesario que seamos conscientes de ello. El rap de los títulos de crédito al final de la película, interpretado por el mismo Arón Piper, nos habla de esta realidad.