“La historia no es del todo como nos la contaron…”

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Maléfica es una bella hada con un corazón puro y unas increíbles alas negras que crece en un “reino bueno” (Arcadia),
donde imperaba la confianza mutua. Cuando es adolescente conoce a
Stefan, y entre ellos surge una amistad que con el paso de los años se
convertirá en amor. .Pero un día el ejército de invasores
humanos amenaza la armonía de su pueblo, y Maléfica se convierte en la
defensora de su reino. El rey promete que el que mate a Maléfica, será
el que suba al trono. La avaricia de Stefan le lleva a traicionar ese
amor y un hecho doloroso en la vida de Maléfica, le llevará a endurecer
su corazón hasta convertirlo en piedra. Cegada por sus deseos de
venganza, Maléfica lanza una terrible maldición sobre Aurora, la hija de
Stefan. Pero con el paso de los años comprende que Aurora tiene la
llave de la paz en el reino, y también de la verdadera felicidad de
Maléfica.
Érase una vez… ¡Así
empezaban los cuentos más queridos por todos nosotros, y que en
nuestra infancia nos hicieron reír, llorar y llevarnos a lugares
maravillosos y además nos hicieron soñar!… Todos recordamos el cuento de “La bella durmiente”, y siempre nos quedamos con la bondad de sus personajes… Pero has pensado alguna vez: ¿Por qué Maléfica era tan mala? ¿Por qué hizo lo que hizo lanzando una maldición sobre Aurora?...
¿Por qué ver Maléfica?
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La película presenta una enseñanza muy clara: el amor y el arrepentimiento sincero son capaces de engendrar vida y transformar a las personas, por más que sean malas, porque cada ser humano tiene en su alma un rincón sensible al bien.
Nuestra historia, la historia de la humanidad se puede contar desde “el otro lado”, del lado de la bondad, de la esperanza,… “Maléfica
pensó en como Stefan no teniendo nada había tirado su anillo para que
sus manos pudieran volver a tocarse y su corazón se conmovió”… Maléfica es una película que resulta cercana y entrañable, transmite ternura y que nos recuerda que… “El
amor verdadero si existe, es lo que puede transformar y “despertarnos”
para construir nuestro mundo interior y nuestro mundo “real”. Porque
todos en nuestro interior llevamos nuestro “héroe” y nuestro “villano”.