Cine: El principito

Todo lo que hacemos a lo largo de nuestro desarrollo y evolución personal debería ir orientado a darle sentido a la vida, pero qué difícil resulta casi siempre.

El principito. Una historia envolvente de una niña que vive en un mundo adulto, en una ciudad donde todo está organizado al milímetro. Su madre, que trabaja incansablemente, quiere preparar a su hija para que “triunfe” en esta sociedad cuadriculada, desagradablemente seria y triste. Claro que no contaba con la influencia del extravagante vecino, un antiguo aviador que envía a la niña hojas de un cuento que está escribiendo. Naturalmente…, “El principito”.

La alta calidad de la animación utiliza texturas diversas para distinguir la película del cuento. Una opción que quizá despiste a los más pequeños pero que capta fácilmente la atención del espectador por la gran variedad de escenas que ofrece: muchas divertidas, otras de acción y algunas de gran emotividad. La música del oscarizado Han Zimmer redondea el conjunto de una cinta que se disfruta de principio a fin.

Vale la pena acercarse a ver esta versión de “El principito”, que sí pasará a la historia del cine y que además contiene elementos educativos de gran interés: el cuidado de la naturaleza, el optimismo, la valentía, la preocupación por los demás, el fomento de la creatividad, la flexibilidad en las relaciones… Y, por supuesto, el amor a la lectura. De modo que la visión del film puede ser también un aliciente para volver a deleitarse releyendo el cuento original, recomendarlo a los más jóvenes, y redescubrir que lo esencial es invisible a los ojos.