La idea se nos ocurrió viendo un partido de la liga de fútbol
profesional española. Neymar, el genial delantero del Barcelona se había
resbalado tres veces seguidas cuando encaraba el área contraria.
Desesperado golpeaba el césped con rabia. Parecía que iba a ser uno de
esos días nefastos en los que nada sale bien. De repente, un utilero del
equipo se acerca por la banda con un par de botas nuevas y le grita:
“¡te he dicho que te las pongas!”. El futbolista agachó la cabeza, pidió
permiso al árbitro, salió a la banda y se cambió las botas. Ese día
marcó dos goles y dio un pase de artista a Messi que marcó otros dos
más.
Estamos muy acostumbrados en Occidente a pensar que las cosas
importantes las hacen personas importantes, generalmente en sitios
importantes con nombres casi impronunciables. Nada más lejos de la
realidad. Hace mucho tiempo que comprendí que el mundo lo sostienen las madres. Humildes mujeres, abuelas, hermanas que sacan adelante familias con infinitud de problemas. También hay una legión enorme de hombres que dan cuerda al mundo, es cierto. Ninguno de estos hombres y mujeres saldrá nunca en el telediario pero son héroes anónimos sin los cuales el mundo, simplemente, se pararía.
La misión de la Iglesia se parece al fútbol y cree
profundamente en esta realidad que acabamos de mencionar. A veces, en
nuestras instituciones hay personas que les toca asumir protagonismo,
están en el centro de los múltiples quehaceres, les toca tomar
decisiones, o son virtuosos de los suyo. En el campo de fútbol se suele
ver a los jugadores y al entrenador, cada uno con su función. No todos
meten goles, alguno se encarga de repartir el juego, y otros son
“gladiadores” en la defensa. Del portero solo nos acordamos cuando
aborta un contraataque definitivo. Sin embargo, detrás de ellos está el
equipo técnico, los preparadores físicos, periodistas, los que cuidan
del césped, los de marketing, los que educan a la cantera. Es una máquina que termina funcionando bien cuando todos saben cual es su sitio y aportan lo que mejor saben hacer.