Imagina tener cinco años, no haber ido nunca al colegio y no haberte
aventurado apenas fuera de los confines de tu barrio, en una ciudad de
la India de la que no conoces ni el nombre. Imagina perder de vista a tu
hermano mayor en la estación, entrar por error en un tren, viajar en él
por 1600 km y, al final del camino, verte catapultado a la ciudad más
pobre y caótica del mundo: Calcuta. Y sin saber dónde estás.
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Narrado con sencillez y emoción, este libro nos sitúa en la mirada de
un niño desesperado y en la de un adulto que necesita hacer ese proceso
de madurez necesario para conocerse a uno mismo. Sin embargo, es en la
narración de aquellos meses de abandono donde el autor consigue
despertar una profunda conmiseración con el protagonista. Es así como
podemos reconocer aquella miseria que la Madre Teresa de Calcuta y
Vicente Ferrer se han esforzado en denunciar con sus vidas. La realidad
sería insoportablemente triste si no descubriéramos que, detrás de cada
sufrimiento, existe una luz que no podemos ver.
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Esta aventura vital actualiza las grandes gestas de los héroes
literarios, pero cargada de un realismo social que no nos puede dejar
indiferentes.
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Una historia de esperanza, coraje y de sueños cumplidos. Emoción a
flor de piel llevada al cine con la película Lion, muy recomendable
también, desde luego.