La protagonista, Phiona Mutesi, pregunta a su madre: “Mamá, ¿crees que se pueden hacer cosas grandes en un lugar tan pequeño?”.
Phiona, una joven ugandesa, que vive con su madre viuda y sus hermanos,
nos demuestra que sí. Su descubrimiento y pasión por el ajedrez, le
lleva a pasar de ser una vendedora ambulante de maíz en los barrios
marginales de Katwe (Kampala) a campeona de ajedrez. El ajedrez es una
buena excusa para mostrarnos el viaje vital de esta joven y de sus
compañeros.
La
película transmite vida, frescura, color, música. Es delicada y sincera.
Conmueve desde lo positivo, desde la vida cotidiana de los personajes y
no desde la crudeza de la realidad de pobreza en la que viven. Nos
permite soñar y recordar aquellas palabras de Segundo Galilea: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo”.
Los
personajes son creíbles y cargados de humanidad que nos enseña cómo
debemos superar los obstáculos y aprovechar las oportunidades que la
vida nos presenta, sin tener que esperar a que venga un salvador
(normalmente el hombre blanco) a salvarles. La película “te emocionará”.