El Salmo 51 nos revela el amor misericordioso del Padre que en su ternura perdona nuestros pecados. Al reconocer nuestro pecado, Él crea en nosotros un corazón puro y renueva nuestra vida con su Espíritu. Animados pos su bondad nos volvemos también nosotros bondadosos y mostraremos sus caminos de misericordia a los que andan perdidos. El Señor no quiere ofrendas rituales sino el ofrecimiento sincero de nuestro pobre corazón.
Salmo 51: Dame la alegría de tu salvación, hazme fuerte con un alma generosa. Mostraré a los errantes tus caminos, hacia tí volveré con los que pecaron.