MARÍA es la mujer fuerte, la madre, la que representa de un modo más gráfico de qué fortaleza es capaz el ser humano. Es la mujer del Magnificat. A quien ama y se entrega por otros. A quien acoge la voluntad de Dios y se dispone a dejar que su vida se transforme por completo... se le anuncia hoy un salvador.
Sigue habiendo hoy gentes que dan todo. Madres mayores o jóvenes, ricas o pobres, formadas o analfabetas, afortunadas o maltratadas por la vida, que darían todo por los suyos, que reflejan el amor sin fisuras, el amor gratuito, visceral, sin condiciones.
Y también nosotros somos capaces de esa misma pasión. La pasión que lleva a cantar las maravillas. La pasión que es amor, y que es capaz de obras admirables. Todos somos en alguna medida capaces de vibrar ante un Dios que enaltece a los humildes, que colma de bienes a los hambrientos. Todos tenemos una parte deseosa de decir: "Hágase" sin condiciones, sin reservas, sin cláusulas... Todos tenemos algo de María, y eso es grande.