Nueva imagen para la Capilla de la Comunidad de San Javier

Poco a poco se está terminando de dotar a la casa de la Comunidad de San Javier de todas sus necesidades. 

La última adquisición nos llena de una alegría especial pues se trata de una imagen del Sagrado Corazón, tallada por un artista de Catral, llamado Paco Manzanera. Se trata de una talla de bulto redondo en madera de cedro, de unos 80 cms de altura. Representa una imgen de Cristo resucitado con un aspecto muy humano y cercano, que avanza hacia nosotros en actitud de encuentro, como si avanzar hacia nosotros para darnos su abrazo lleno de misericordia. Su rostro sereno, con una mirada papitante y con la boca apenas abierta, parece que está apunto de pronunciar las bienaventuranzas, o aquellas palabras que tuvo con la pecadora arrepentida: “tus pecados están perdonados”. La túnica cae pesada sobre el cuerpo, acentuando su humanidad, su cercanía a la tierra, pero a la vez, incide en su carácter de maestro, de guía, de sacerdote. Sus brazos abiertos con las palmas hacia arriba nos recuerdan la actitud de total disponiblidad a la voluntad del Padre, que fue una constante en la vida de Jesús. Las heridas de las manos y los pies, apenas insinuadas, abundan en este sacrificio sacerdotal de Cristo en la cruz para la salvación de todos. 

La túnica se abre a la altura del pecho, de un modo descuidado, casi violento, recordando la naturaleza violenta de ese sacrificio. Y entre el pecho descubierto y la propia túnica se dejan ver unos reflejos como estrías marcados en la madera y resaltados con pan de oro. El Corazón que tanto ha amado a los hombres se encuentra señalado en este símbolo. Es el corazón donde habitan las motivaciones del amor de Dios. “¿Qué habrá dentro de ese Corazón que tanto nos ama?” Esta era una de las obsesiones de nuestro P. Dehon. Por eso el artista no ha querido mostrar, evidenciar más el corazón. No queríamos ser demasiado explícitos en un símbolo que es tan misterioso, tan inabarcable. 

Al entrar en la capilla el impacto es inmediato. Está habitada por alguien que sale al encuentro hacia ti. No te queda más remedio que aceptar el abrazo en silencio y sentarte a disfrutar de su presencia.

Javier Luengo