En Valencia nos hemos reunido junto con
más de 2000 personas para rezar, reflexionar, celebrar, compartir y
descubrir la fe que todos hemos recibido gratis para darla gratis.
¿Cómo amar aquello que se desconoce?
Llegar a la Catedral de Valencia y
encontrarse con tantas personas de toda España para compartir tres días
de oración, atención, reflexión y alegría; me hace darme cuenta que
comparto un sentir similar con jóvenes procedentes de todos los rincones
del país. En estos días he ensanchando mis horizontes y me he
reencontrado con personas que llevaba años sin ver. En ellas he
escuchado palabras de vida nueva.
El sentirse cercano y partícipe de este
Congreso es parte de las experiencias compartidas y vividas en la
Familia Dehoniana, donde he ido conociendo otras realidades de la
Iglesia española y del mundo entero, recuerdo la experiencia del verano
de 2011 con la JMJ en Madrid. Con más de 2 millones de personas
estuvimos concentrados en Cuatro Vientos y a partir de ese momento las
concentraciones multitudinarias cada vez me impresionan menos, las veo
como algo propio de la fuerza del Espíritu, que sin saber nosotros el
camino Él va guiando a la Iglesia.
Esta vez le ha tocado a la ciudad de
Valencia albergar un Congreso Nacional para Agentes de Pastoral Juvenil.
Jóvenes pertenecientes a parroquias o movimientos, vinculados todos a
un carisma especial y con la ilusión de enseñar a otros jóvenes la
experiencia de amor que ellos viven en la Iglesia. Sacerdotes
diocesanos, consagrados y consagradas de tantas congregaciones o
institutos que día a día están en contacto con miles de personas para
transmitir que la vida tiene sentido y el amor de Dios se da a todos
gratis y sin condiciones. Los obispos han acompañado con su presencia
este Congreso, una presencia que representa a miles de fieles que
mantienen viva la Iglesia en España. Ser pastor en la diversidad
requiere de una gran ayuda y una apertura a la realidad cambiante del
día a día.
Si tengo que destacar algo del congreso,
es la presencia de laicos, seglares, familias y tantas personas que
desde su convicción personal y el encuentro con Jesús, transmiten la fe a
los jóvenes. Está claro que la Iglesia transmite el mensaje de Fe desde
la sencillez, desde la verdad y desde el testimonio. Las ponencias del
Congreso nos han alentado a todos los Agentes de Pastoral a seguir
transmitiendo el mensaje de Jesús de Nazaret desde el anuncio. Y el
mejor anuncio lo tenemos en el ejemplo de las personas que en su día a
día son instrumento y testigos del amor que han recibido.
Todas las experiencias vividas y
compartidas estos días, nos descubren que el ser humano no camina sólo.
Desde el silencio Dios está con nosotros a través de las personas que
con su grano de arena contribuyen a mejorar la realidad en la que
vivimos, transmitiendo su amor con libertad. El ser humano ni es bueno
ni es malo, es el que es. Del mismo modo, los jóvenes que viven a
nuestro alrededor y conocen o no conocen la Fe, tienen un valor
incalculable por el hecho de ser personas. La tarea de la Pastoral
Juvenil es reconocer y conocer a los jóvenes, para amarlos y transmitir
ese amor desinteresado que nosotros hemos recibido.
