Hans Memling (1433-1494) era, junto a Roger
van der Weyden y Dieric
Bouts, uno de los pintores flamencos preferidos de Isabel la Católica. Con su
estilo refinado y preciosista, la serenidad de los rostros y la delicadeza de los gestos
de sus personajes, el colorido límpido y la armonía de sus composiciones, Memling se
alejaba del realismo de Jan van Eyck, del
dramatismo de su maestro Roger van der Weyden o de las imágenes oníricas del Bosco.
“Su estilo es suave y delicado, con figuras bellas y magnífico
colorido. Aporta una concepción germánica, sensual, de la belleza humana
y de los destacados fondos paisajísticos de sus cuadros”.
El Maestro de la Leyenda de santa Úrsula recibe su nombre de ocho tablas
en las que se representa la leyenda de esta santa, conservadas en el
Groeningemuseum de Brujas.
Es probable que este artista anónimo
residiese un tiempo en Bruselas y que más tarde se trasladara a Brujas,
ya que en su estilo hay referencias a Rogier van der Weyden, Hugo van
der Goes y también a Hans Memling. En la pintura del museo
Thyssen-Bornemisza, el maestro ha tomado como modelo la obra de Van der
Weyden San Lucas pintando a la Virgen y al Niño, del Museum of
Fine Arts de Boston. La Virgen, sentada sobre un trono arquitectónico,
sostiene al Niño, con delicadeza.
La composición la cierran dos ángeles,
que sostienen el dosel del trono. En este panel destacan varios objetos
con un significado simbólico: la manzana nos remite al papel de Cristo
Salvador de la humanidad y los pétalos rojos del clavel evocan a la
Crucifixión. También destaca el collar de coral que lleva el Niño al
cuello, accesorio que aparece en pinturas medievales y al que se
consideró un amuleto contra el mal de ojo, además de las propiedades
curativas que se atribuían al coral.