Testimonio Pascua: ÉL me ha dicho que sí podemos tener miedos


Este año todo empezó con unas ganas tremendas, infinitas para mí de ir a la pascua, digo este año porque esta ha sido mí segunda pascua. Conforme se acercaba la pascua, se iba echando la gente atrás o a otras no las dejaban por las notas, asuntos familiares, unos no iban porque otros tampoco... y otros simplemente no querían.

Yo cuanta más gente me decía que no iba, menos ganas tenía de ir, y la verdad es que esta última temporada para mí ha sido una de las peores de mí vida, ha sido en la que peor me he visto, desconfiaba de mí, de mis posibilidades, de lo que yo era, de lo que hacía, no creía en mí y tampoco en la gente que convive conmigo día a día, mi familia y amigos.
Es más llegué a decir que no iba a ir a la pascua, una de las noches que peor estaba, me acosté llorando... al día siguiente no me levanté mucho mejor pero lo que sí había cambiado era que yo sí iría a la pascua, ese mismo día fui y pagué sin pensar en lo que estaba haciendo y sin parar a pensar en que razones tenía para ir.


La gente que no iba me preguntaba; pero por qué vas, que vas a hacer allí... etc., yo les contestaba: no sé por qué voy pero sé que voy a ir. 


Cuando la Pascua empezó, me sentí un poco sola, era totalmente diferente a la del año pasado, por no decir todo lo contrario o casi, me dio un bajón enorme... Cuando empezamos la pascua de verdad, cuando la gente empezó a tomárselo en serio, yo me di cuenta de que Dios me estaba hablando, que Él había sido el que quería que estuviera ahí, Él me había guiado hasta ahí, lo que me pasaba era que yo no lo escuchaba porque llegué a dudar y a no creer tanto en mí misma que mi fe también la dejé a un lado.

Pero allí, en esta pascua ÉL me ha dicho que sí podemos tener miedos, que Jesús los tuvo, pero cuando más miedo se tiene, es cuando más tenemos que decir: YO PUEDO, ¡LO VOY A HACER!, porque Jesús lo hizo, y no por él, por nosotros, para que un día no tuviéramos miedo y  lucháramos por todo lo que somos y por lo que creemos y para que lo enseñáramos a los que lo están pasando mal, a los que les hace falta que alguien llegue y les diga: ¡Eee! ¡Que al mundo le haces falta!

 Me he dado cuenta de que Dios me ha traído a esta pascua para conocer a gente maravillosa que sin querer ha hecho mucho por mí, me han dado una lección, me han enseñado que Yo PUEDO, que hay que atreverse a avanzar, a seguir a adelante, que aunque todo acaba... puede empezar algo muy bueno y diferente que no te esperas, he hablado con personas que por mis prejuicios nunca pensé que llegaría a hablar y he aprendido muchísimo de ellas.


Cuando la pascua acabó, la felicidad que en mí había no se podía explicar con palabras, no podía decir todo lo que he sentido, lo que he llegado a querer allí a muchísima gente, Él la ha puesto en mí vida por algo y yo os digo a todos Gracias de corazón porque me habéis hecho resucitar a mí también, ha sido una pascua inolvidable.

Belén Hernández (San Javier)