Jesús ha muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro,
frío y sin vida.
Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha
muerto para redimirnos.m Estamos tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta
porque sabe que
resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.
No esperes un "aparecido" caminando por tus calles. No esperes una visión celeste, tangible, palpable, corpórea, resucitada... porque entonces te perderás las semillas del resucitado.
Te perderás los indicios de su presencia en nuestro mundo. Te perderás mil destellos que hablan de una luz mayor. Mil sonidos leves que auguran una sinfonía espléndida.
Te perderás colores que apuntan a un gran cuadro hermoso. El resucitado en nuestro mundo está vivo, en la acción del Espíritu…
Hoy, en este mismo lugar y en tantos otros… algo nuevo se genera, un sepulcro se vacía y vendas inútiles caen al suelo.
Pasa el día unido a la Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el
sepulcro. Haz el
propósito de correr al regazo de la Virgen cuando te hayas separado de
Él.