Cuando llega el verano parece que el
mundo se detiene: finalizan las clases, algunos comercios cierran, la
actividad diaria se paraliza… Llegan días para desconectar de la rutina y
disfrutar junto a familiares y amigos. Pero ¿quién dijo que el verano
es solo para descansar?
Nuestros Jóvenes Dehonianos aprovechan sus vacaciones al 100%. Su inquietud, ilusión y compromiso les hace vivir un verano diferente. Un verano cargado de compromiso y de espiritualidad.
Así, viven días de entrega desinteresada que les ayudan a conocerse mejor, descubrir qué son capaces de hacer, y conocer realidades que distan mucho de la suya.
Y es que los Jóvenes Dehonianos son capaces de contagiarse del entusiasmo de nuestro fundador, el P. Dehon, para ayudar a las personas más débiles y necesitadas en su tiempo libre. Impregnados del Carisma Dehoniano, han vivido este verano experiencias que les han llevado a un proceso de personalización de la fe.