Y además nos dice que Él es la vid y nosotros los sarmientos. Y ¿Qué entendemos por sarmiento entonces? El sarmiento es algo débil, aparentemente seco, que se ha de cortar todos los años; con él se prende el fuego. Es totalmente imposible que el sarmiento de fruto separado de la cepa. Esto nos quiere decir que la fe del cristiano se seca si no se alimenta de la relación íntima con el Señor.
Él es la vid, nosotros los sarmientos unidos a esa Vid. La unión es con Él. Alguien que pone nueva fuerza, libertad, vitalidad y alegría en nuestra vida..
Dejemos que Jesús sea la vid, y nosotros, todos, los sarmientos, y busquemos la unión con Él.
El domingo pasado, Jesús se presentaba como pastor, hoy como vid, y lo hará como camino. De muchas formas desea revelarnos el secreto que encierra la pertenencia a su persona y el gozo de poder disfrutar de su amistad y amor desmesurado.