Con el corazón en el domingo

[...] Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.
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LO QUE NOS DICE...
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Jesús, a través de sus palabras y acciones, se esfuerza por devolver la dignidad a las personas, por levantarlas del agujero en que su propia vida o la sociedad las han hundido. No hay más pecado que el que destruye esa dignidad, que el que hunde a “uno de esos pequeños”. Todos los que están trabajan en favor de la dignidad de las personas, trabajan por el Reino. Todos son bienvenidos. No hay que excluir a nadie. “El que no está contra nosotros está a favor nuestro”. El seguidor de Jesús no excluye a nadie.

El seguidor de Jesús va por la vida con las manos abiertas para colaborar con todos los que trabajan en favor del Reino. El seguidor de Jesús se alegra y goza cuando otros, aunque no confiesen a Jesús con su boca ni con su corazón, ayudan a las personas, levantan a los caídos, devuelven la esperanza a todos. El seguidor de Jesús está comprometido con todo aquello que hace que los hombres y mujeres de nuestros días vivan y vivan en plenitud la vida que es don de Dios.
(claretianos, ciudad redonda)