Un nuevo amanecer se aproximaba y nuestro amigo Sol ya estaba presto para salir con el entusiasmo de hacer, de ese día, "Un Gran Día", radiante y bello.
Sin darse cuenta llego su hora y el cielo se vistió de luz y color.
Nuestro amigo Sol estaba muy contento, pues ninguna de esas nubes traviesas había venido hoy a opacar su resplandor.
Desde el cielo, veía a los niños jugar y reír en el parque, la playa... y se sentía feliz porque sabia que, en parte, era gracias a el.

Al llegar la noche, Sol se escondió. Esa noche estuvo muy triste pensando en lo bien que se lo estarían pasando todos viendo esos bonitos cohetes. Tan triste estaba que estuvo varios días sin salir; se pasaba todo el día escondido.
Pero un día, cansado de esa soledad, decidió salir y se dio cuenta de que todos al verle se alegraron, y se notaba que le habían echado mucho de menos.
Entonces, Sol se sintió muy feliz y comprendió que, aunque no siempre podemos hacer lo que nos gusta, debemos sentirnos felices de lo que somos e intentar que todos los demás también lo sean.
Entonces, Sol se sintió muy feliz y comprendió que, aunque no siempre podemos hacer lo que nos gusta, debemos sentirnos felices de lo que somos e intentar que todos los demás también lo sean.
Colaboración enviada por: Fco Javier Enríquez. scj