Lo que florece, ¿está ya en la semilla? ¿Se puede improvisar una flor, un atardecer o un alma generosa? ¿Hay algo en nosotros que no haya sido sembrado?
La raíz de todo está en el corazón. Y lo que no esté enraizado en él nunca brotará.
Un árbol es un buen ejemplo de vida. Crece firme porque está arraigado, bebe desde centro de la tierra a través de unas raices que han costado años desarrollar. De su firmeza y su paciencia surge vida a su alrededor: pájaros que anidan, insectos que encuentran en él su hábitat, personas que buscan su sombra...
¿Eres tú así?
Arráiga tu corazón en Cristo, verás la vida florecer a tu paso.