INMACULADA

El ángel le dijo: «No temas, Maria, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»

De la vida de la Virgen María se puede aprender mucho. Para empezar, cuando su camino en la vida parecía claro, un prometido, José, una vida familiar, hijos, trabajo, de repente, el paso de Dios lo trastoca todo. Se convierte en la madre del Hijo de Dios. Nada menos. Y ella, como creyente fiel, acepta el cambio. María tiene miedo. Es normal. Temer es la reacción normal de una persona normal a una situación inesperada. Lo que nos puede iluminar hoy es cómo María reacciona a su miedo. Le pregunta al ángel cómo puede ser, si ella se ha mantenido casta. Y, después de escuchar la respuesta, acepta. 

¿Somos capaces de presentar nuestros argumentos a Dios? ¿Tenemos con Él la confianza que da el trato diario, para decirle todo lo que nos pasa? ¿O, porque no hablamos con Dios, no nos atrevemos a plantearle nuestras objeciones, y preferimos simplemente decirle que no?