Expres-arte: Jesús entre los doctores, Durero

Como mirar un cuadro: Adivinar lo que no se dice...

Superada la primera impresión y ajeno el autor a cualquier preocupación de "perspectiva convencional" italiana, esta historia de rostros, libros y manos permite una doble lectura, hacen una referencia al universo leonardesco y su interés por lo grotesco y la caricatura. Todo ello unido a su preocupación por la belleza ideal (el rostro adolescente de Cristo). Junto a las manos, los ojos se convierten en un órgano esencial de la creación pictórica, aquel, que a través de la mente le dota de un status intelectual.

Su singular gusto por lo enigmático ligado a la iconografía de carácter anticlásico, de complicada sofisticación manierista, su afiliación humanista, su obsesión por la geometría y proporciones del cuerpo humano (multitud de dibujos preparativos)..hace que al final de su vida, DURERO se considera "incapaz de dar una indicación válida y definitiva que pudiera acercarse a la belleza y sus proporciones"´

El tema se inscribe dentro de la infancia de Cristo y está reseñado en el Nuevo Testamento, el hecho tuvo lugar cuando tenía 12 años. La Virgen y San José han perdido al Niño durante tres días de búsqueda. Lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, sorprendidos por su sabiduría.


Analizamos las deformaciones del mundo visible...
La perplejidad ante un cuadro es algo habitual. Un cuadro como este siembra confusión deliberadamente para entablar una vigilancia, una atención renovada. El autor, en este caso, no juega a las adivinanzas. Espera que la exploremos. Sólo es necesario concederle tiempo...la verdadera confusión empieza cuando el espectador no sabe donde posar los ojos, cuando no encuentra el punto de referencia que le permita orientarse en la imagen. Este NO ES EL CASO. El autor domina sin problemas el arte de la pintura. La destreza académica no tiene secretos para él.

La mirada se agudiza a medida que localiza lo que no está bien. Se concentra en los desfases y distorsiones, en la alteración de las apariencias, en los rostros que enternecen o irritan, según percibamos el resultado de una torpe tentativa o de un juego gratuito. Lo cierto es que el pintor utiliza la realidad exterior como punto de partida, pero es una materia bruta que hay que modelar, trabajar para descubrir su significado.


La eficacia del mensaje...

La tabla llama la atención no sólo por su iconografía, sino por el lenguaje simbólico y esquemático, no narrativo ni específicamente artístico. Interesa, pues, más por la eficacia del mensaje y su funcionalidad, que por su aspecto estético (como será poco despues tann característico de la imagen reformista).