Cine, JB: De dioses y hombres II parte (Humanidad y fe, si me sucediera que un día...)

Hay más; a pesar de la atmósfera de violencia, la peli huye de mostrar el horror y se fija en el impacto emocional y en las consecuencias sociales. Y al llegar al punto en el que ven sus vidas realmente pendientes de un hilo uno no puede dejar de maravillarse ante su muy humana condición negándose a aceptar el martirio y su miedo a quedarse en Argelia, para dar paso a la convicción de que estarán traicionando sus principios si huyen a Francia, a sus contradicciones y su coraje, sus ganas de vivir y la sospecha de que se está acercando el horror, y la profunda democracia a la hora de tomar decisiones.

No hay trampas, repito. Todo es muy humano y muy espiritual, todo es creíble, todo es profundamente conmovedor y entrañable. Y tan es así que me gustaría regalaros los últimos cinco minutos de su guión, momento en el que usando la voz en off, el abad, de camino al martirio, pronuncia:

- “Si me sucediera que un día, y ese día podría ser hoy, fuese víctima del terrorismo que parece abarcar en este momento a todos los extranjeros que vivimos aquí, quisiera que mi comunidad, mi iglesia, mi familia, recuerden que mi vida estaba entregada a Dios y a este país; que ellos acepten que el único maestro de toda vida no podía permanecer ajeno a esta partida brutal. Y para asociar esta muerte a la de tantas otras, tan violentas y abandonadas a la indiferencia del olvido. He vivido lo suficiente como para saberme cómplice del mal que parece, desgraciadamente, prevalecer en el mundo; e incluso del que podría golpearme ciegamente. Yo no podría desear una muerte semejante.
 
No veo como podría alegrarme de que este pueblo al que amo sea acusado sin distinción de mi asesinato. Conozco el desprecio con el que se ha podido rodear a los habitantes de este país, tomados globalmente. Conozco también las caricaturas del Islam fomentados por un cierto islamismo. Este país y el islam son otra cosa. Son un cuerpo y un alma. Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón a los que me han tratado a la ligera de ingenuo o de idealista. Pero éstos deben saber que por fin seré liberado de mi más punzante curiosidad, y podré, si Dios así lo quiere, hundir mi mirada en la del Padre y contemplar con Él a sus hijos del islam, tal como Él los ve.

En este gracias en el que está todo dicho desde ahora sobre mi vida, os incluyo por supuesto a amigos de ayer y de hoy; y a ti también, amigo del último instante, que no has sabido lo que hacías. Sí, para ti también quiero este gracias y este a-diós en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea concedido re-encontrarnos, como ladrones felices en el paraíso, si así lo quiere Dios. Padre nuestro, tuyo y mío. Amén.” Inchallam. Vete a verla, ya! Jb.