Todo es cálido en el Mar Menor. Incluso el bochorno, que nos ha hecho sudar a mares, nos ha dado también momentos de tregua entre chaparrón y chaparrón. Todo es cálido, no solo el clima, también la gente, el ambiente, la luz, la vida. Llevamos ya más de diez días en San Javier y es una de las sensaciones más patentes: calidez. Más allá del ajetreo, del desconcierto que la novedad provoca, de la cantidad de personas que se nos han presentado y todavía no hemos retenido sus nombres…, nos queda la sensación de que no somos del todo ajenos a este sitio.
No faltan las dificultades y desajustes de todo comienzo, como no podría ser de otra forma. Vivimos en un piso alquilado por la parroquia en una zona bastante humilde, donde hay mucha inmigración. Eso nos obliga a tener en el piso nada más que lo necesario. La futura casa de la comunidad está todavía en obras pero marcha a buen ritmo y ya promete las bondades que, dentro de poco, disfrutaremos. Los días se nos escapan entre las reuniones y programaciones del curso y las tareas domésticas que exige la puesta a punto de la vivienda.
Como podéis comprobar todo parece haberse confabulado para que este nuevo proyecto provincial del Colegio Sagrado Corazón de San Javier empiece con buenos augurios. Sin duda el Señor, que dirige la historia, habrá tenido cierta responsabilidad en ello. Ojalá que sea Él el que guíe nuestros pasos.
Que con nuestro abrazo fraterno os llegue un soplo de brisa templada mediterránea. Vivat cor Iesu.
Luis Jesús, José Luis y Francisco Javier