
¿Por qué ver 12 años de esclavitud?
Porque es necesario contemplar historias que no nos hagan inmunes al
dolor de los demás. Si tenemos que hacernos cargo del sufrimiento del
otro y queremos ser seres compasivos, es bueno meterse en la piel de los
que te rodean. Y esta película te ayuda a ello.
Porque hemos escuchado miles de veces cantar soul, espirituales y
góspel, pero pocas veces hemos sentido lo que significa. Y hay una
escena en la película donde Solomon canta Fluye, Jordán, y uno comienza a entender el sufrimiento de los más débiles. Es impresionante.
Porque es una lección de teología que nos ayuda a comprender cómo
entendemos a Dios y cómo podemos llegar a manipularlo con nuestra
maldad. Pero también cómo se ha convertido en el referente de salvación
para los que sufren.
Porque es bueno y educativo, aunque sea duro, encontrarnos con ejemplos
en la historia de la humanidad que muestran que las cosas están mal,
que existe injusticia, y que muchas veces los seres humanos no han
podido hacer nada por evitar el mal.
Porque también nos hacen falta modelos de superación, de creatividad y
de esperanza, aunque la esperanza no esté en recuperar la libertad sino
en creer que el hombre es digno de la vida.
Porque estamos, sin duda, ante una película que va a hacer historia.
Los actores, la fotografía, los cielos de color rojo, la simbología, los
cantos, los primeros planos… es todo un regalo.