Pepe Rodríguez es considerado uno de los mejores cocineros de España y
así se lo han reconocido en su gremio con dos estrellas Michelín. Pese a ser ya un personaje público que ha entrado en los hogares de muchos españoles son muy pocos los que conocían que es un católico practicante que va a misa todos los domingos y que intenta vivir su fe de manera coherente.
Casado y padre de tres hijos, Rodríguez dirige El Bohío, restaurante que fundó su abuela y del que su madre era la cocinera. Tras abandonar los estudios se centró en la cocina hasta convertirse en uno de los chefs más reconocidos del país.
Sobre su fe, Pepe afirma que “siempre he sido un cristiano de misa y vermú, pero un Cursillo es algo muy potente. En esos tres días me di cuenta de lo que significa ser cristiano y de quién es Dios”.
“Me reconozco dentro de la Iglesia”
Preguntado precisamente sobre quién es Dios para él, el dueño de El Bohío afirma convencido que “es la fuerza, el motor de todo. El
que te hace estar en lo bueno, en lo malo y en lo regular. No sé si a
veces me quedo demasiado detrás y no explico que soy cristiano, pero que
no me veo dando explicaciones, sino demostrándolo en lo que hago”. En su pueblo, la localidad toledaña de Illescas, nadie se sorprende
de verle en misa aunque sí genera sorpresa cuando está de viaje. “Llevo toda la vida yendo a misa -agrega-, y me reconozco dentro de la Iglesia”.
Pepe es consciente que ser católico no es ir a la moda de los tiempos y que “a muchos cristianos, a mí el primero, nos cuesta decir que soy un poco más feliz por lo que creo. El
mundo de la tele es Babel, y Sodoma y Gomorra, y a veces me cuesta
mostrarme, así que prefiero actuar. En ciertos ambientes, si explicas
las cosas no te entienden, pero el ejemplo la gente lo capta. No hay una
única manera de evangelizar”.