Un grupo de amigos se juntan a cenar. Lo que parece una velada más entre
parejas cobra un cariz inesperado cuando uno de ellos propone un
"juego" de consecuencias imprevistas. Mientras dure la cena todos ellos
tendrán su teléfono móvil sobre la mesa, y cualquier llamada o mensaje
que entre podrán verlo todos.
- El punto de partida es, sin duda, excesivo. Uno imaginaría que,
cuando tantos personajes tienen tanto que ocultar, alguno de ellos se
negaría a prestarse a un juego como ese. Sin embargo, si aceptamos la
situación, el resultado invita a pensar. ¿Somos todos, en realidad, perfectos desconocidos para los demás?
- La mayoría de las transgresiones y vidas ocultas que van apareciendo
a lo largo de la velada tienen que ver con el sexo. ¿Es real? ¿Es una
exageración? ¿Verdaderamente hay una corriente de vida oculta tras tantas fachadas perfectamente respetables?
- La película ofrece una reflexión sobre la comunicación en la pareja.
«Si no hablas nunca, es que estás casado» dice en un momento el
personaje de Ernesto Alterio. Eduard Fernández oculta a su mujer los
secretos de su hija. ¿Qué te parece lo más creíble de las relaciones que
refleja la película?
- En el fondo la película ofrece una reflexión indirecta sobre el derecho a la intimidad. ¿Todos tenemos derecho a reservarnos parcelas de intimidad? ¿Incluso de aquellos con quienes estamos más comprometidos? ¿Hasta qué punto?