Reconcili-arte II - El lavatorio de los pies

La reconciliación ni se merece ni se consigue, sencillamente se recibe. Es un don gratuito que cuesta entender y hasta aceptar. Es el mismo Pedro el que lo experimenta en una escena cronológicamente previa al anterior cuadro: el lavatorio de los pies.

La escena está desbordada por dos manchas de color que definen a los dos personajes: parece que no tuvieran sitio y tuvieran que superponerse uno al otro en una postura forzada. Jesús está arrodillado a punto de lavarle los pies a Pedro, justo antes de la última cena. (Jn 13, 1-16).

Ponte en el lugar de Pedro. Descálzate. Pon encima de la mesa todo aquello que te da vergüenza. En el fondo no somos tan distintos de Pedro. Aquel que negará tres veces a su amigo, ahora no quiere dejarse lavar los pies. ¡Cómo va a permitir que su maestro se rebaje a limpiarle los pies sucios a él! Nosotros hacemos lo mismo...