Porque el amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto.Y él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. (2 Cor 5, 15)
Sin duda Rupnik ha logrado un arte litúrgico cristiano que, sin perder la modernidad, recupera el carácter simbólico y mistérico del arte del primer milenio. Sus figuras representan el mundo trasfigurado del más allá, el mundo según Dios, por eso son esquemáticas, con rasgos tomados de la tradición de los iconos orientales: nariz alargada y noble; boca pequeña y cerrada, porque estando en presencia de la Palabra no es necesario hablar; los ojos almendrados y llenos, con la pupila dilatada ante la continua visión de Dios. Lo moderno viene dado por el uso de los materiales y las texturas casi siempre dispuestos simbolizando la encarnación: los materiales más pobres abajo se van transformando en oros y blancos cerámicos (la humanidad transfigurada por la divinidad).
3. El Abismo
4. "Todos han muerto"
5. Vivir para el que resucitó