A Sam, un niño de doce años, le apasionan las historias fantásticas.
Quiere saberlo todo sobre ovnis y películas de miedo, aeronaves y
fantasmas. También quiere saber qué se siente al tomar el primer trago
de cerveza, al dar la primera calada a un cigarrillo y al besar a una
chica. Quiere conocer las experiencias de los adolescentes, porque él
seguramente no llegará a esa edad. Tiene leucemia, y aunque los adultos
respondan ambiguamente a sus preguntas y eviten hablar de algunas
cuestiones, él quiere conocerlo todo sobre la muerte. Dispuesto a
averiguar las respuestas a las preguntas que nadie quiere contestar,
decide escribir un libro, que es un diario personal, pero también una
“investigación científica” llena de observaciones y reflexiones sobre
sus inquietudes.
La película nos presenta cómo Sam, un niño de doce años con leucemia,
vive su enfermedad y cómo se prepara para la muerte. Todas sus
reflexiones las va plasmando en un videolibro con la idea de perpetuarse
en él, como hacen los autores con sus obras.
Vivir para siempre consigue presentarnos una mirada a la muerte sin aspavientos ni
frialdad ni lloriqueos, pero sí con humanidad y dulzura: esa es la
intención del filme, alejarse tanto del realismo crudo como de la
sensiblería vacua. Y lo consigue. Para ello, Ron se esfuerza en dar
naturalidad a los diálogos entre niños y no poner en sus labios
discursos pretenciosos ni moralejas paternalistas. La muerte se nos
presenta como parta del ciclo vital.
La reflexión sobre la vida surge a partir de la invitación de la abuela
de Sam a pensar en las cosas que les gustaría hacer antes de morir. Así
los dos amigos hacen una lista de deseos, que para Sam son sólo deseos,
no cosas reales.
Pero a veces se trata de cosas simples que muestran el deseo de vivir y sentir como el adolescente que nunca llegarán a ser. Félix asumirá la misión de hacer que sus deseos se cumplan. En este sentido los dos niños intentan encontrar respuestas a aquellas grandes preguntas, mientras disfrutan de la vida, convirtiendo en una fascinante aventura cada uno de los pocos momentos que les quedan, pues es muy larga su lista de cosas que hacer antes de morir.