EL BUEN SAMARITANO
Cuando Van Gogh realiza este cuadro acaba de recuperarse de la que sería
la última recaída de su vida, aunque se encontraba aún agotado por la enfermedad.
El pintor...
Las circunstancias durante las que lleva a cabo su obra son las mismas que
las que sufría cuando pintó "La Resurrección de Lázaro", y muy parecidas a
las que padeció cuando pintó "Piedad" y "Angel". Todas estas obras
de carácter religioso tienen en común que son ejecutadas inmediatamente después de la
recuperación tras una recaída de su enfermedad, y puede verse en ellas el deseo de
encontrar consuelo en sus pensamientos religiosos, como una forma más de salir de la
depresión que le causa sus recaídas, identificándose de una u otra manera con los
protagonistas de los cuadros.
Significado...
Es notable la capacidad de Van Gogh para revelar sus
emociones a través de la pintura. Él, que se había entregado tanto a los demás durante
su período de predicador, ahora se encuentra sólo y abandonado. Parece como si sintiera
compasión de sí mismo.
El cuadro puede tener diversas lecturas. La más inmediata se refiere al
hecho más reciente vivido por él mismo durante la recaída sufrida en Arlés y que le
tuvo dos días perdido hasta que alguien le encontró y pudo ser conducido al hospital. Se
siente así perfectamente identificado con el hombre herido y abandonado de la parábola.
Una segunda lectura puede interpretarse como una representación de su
vida en Saint Rémy, o su vida en general, en la que se considera un hombre sólo y
castigado por las circunstancias, y en la que alguien (su hermano Theo?) le ayuda a
levantarse y a proseguir.
Finalmente, el hecho de que pase un sacerdote, luego un levita (encargados
de los templos), y un samaritano (despreciados por los judíos, quienes les negaban el
saludo ni tenían tratos con ellos), se presta a la crítica, una vez más, del estamento
religioso, y a todo autoritarismo en general, al mismo tiempo que muestra su preferencia
por los más sencillos y humildes, entre los que encuentra mayores rasgos humanitarios.
Los detalles...
Es un cuadro en el que, mirado detenidamente, y prestando
atención a los pequeños detalles, se puede apreciar un gran dinamismo originado por el
equilibrio inestable de las figuras.
El samaritano realiza un gran esfuerzo para levantar el peso inerte del
herido y subirle a la montura. Ese momento está recogido como en una fotografía
instantánea. El herido, en equilibrio inestable, no acaba de asentarse bien en la
cabalgadura y está realizando una presión lateral sobre el animal, que, para
contrarrestar el empuje, se mueve separando sus patas traseras y arqueando el lomo para
mantener su equilibrio.
El movimiento torpe de los dos hombres abrazados, cuyo contorno forma una
línea sinuosa, origina a su vez, de forma natural, un movimiento ondulado de las ropas,
ondulación que se extiende, y esta vez en forma exagerada, al animal y a las montañas
del fondo.