Expres-arte: El buen Samaritano, Van Gogh

EL BUEN SAMARITANO

El buen samaritano (según Delacroix). Auvers, mayo de 1890. Óleo sobre lienzo, 73 x 60 cm. Otterlo, Rijksmuseum Kröller-Müller 

Cuando Van Gogh realiza este cuadro acaba de recuperarse de la que sería la última recaída de su vida, aunque se encontraba aún agotado por la enfermedad.


El pintor...

Las circunstancias durante las que lleva a cabo su obra son las mismas que las que sufría cuando pintó "La Resurrección de Lázaro", y muy parecidas a las que padeció cuando pintó "Piedad" y "Angel". Todas estas obras de carácter religioso tienen en común que son ejecutadas inmediatamente después de la recuperación tras una recaída de su enfermedad, y puede verse en ellas el deseo de encontrar consuelo en sus pensamientos religiosos, como una forma más de salir de la depresión que le causa sus recaídas, identificándose de una u otra manera con los protagonistas de los cuadros.

Significado...

Es notable la capacidad de Van Gogh para revelar sus emociones a través de la pintura. Él, que se había entregado tanto a los demás durante su período de predicador, ahora se encuentra sólo y abandonado. Parece como si sintiera compasión de sí mismo.
El cuadro puede tener diversas lecturas. La más inmediata se refiere al hecho más reciente vivido por él mismo durante la recaída sufrida en Arlés y que le tuvo dos días perdido hasta que alguien le encontró y pudo ser conducido al hospital. Se siente así perfectamente identificado con el hombre herido y abandonado de la parábola.

Una segunda lectura puede interpretarse como una representación de su vida en Saint Rémy, o su vida en general, en la que se considera un hombre sólo y castigado por las circunstancias, y en la que alguien (su hermano Theo?) le ayuda a levantarse y a proseguir.
Finalmente, el hecho de que pase un sacerdote, luego un levita (encargados de los templos), y un samaritano (despreciados por los judíos, quienes les negaban el saludo ni tenían tratos con ellos), se presta a la crítica, una vez más, del estamento religioso, y a todo autoritarismo en general, al mismo tiempo que muestra su preferencia por los más sencillos y humildes, entre los que encuentra mayores rasgos humanitarios.

Los detalles...

Es un cuadro en el que, mirado detenidamente, y prestando atención a los pequeños detalles, se puede apreciar un gran dinamismo originado por el equilibrio inestable de las figuras.

El samaritano realiza un gran esfuerzo para levantar el peso inerte del herido y subirle a la montura. Ese momento está recogido como en una fotografía instantánea. El herido, en equilibrio inestable, no acaba de asentarse bien en la cabalgadura y está realizando una presión lateral sobre el animal, que, para contrarrestar el empuje, se mueve separando sus patas traseras y arqueando el lomo para mantener su equilibrio.

El movimiento torpe de los dos hombres abrazados, cuyo contorno forma una línea sinuosa, origina a su vez, de forma natural, un movimiento ondulado de las ropas, ondulación que se extiende, y esta vez en forma exagerada, al animal y a las montañas del fondo.