JUEVES SANTO: SOLEDAD

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27,46)

¿Quién no tiene momentos de noche oscura? De depresión, de inseguridad, de absoluta incertidumbre... Esos momentos en los que parece que todas tus opciones han sido equivocadas, que cada decisión te ha llevado por un sendero erróneo. Esos tiempos en que te muerde la soledad, el fracaso, la miseria propia y ajena. ¿Quién no tiene momentos de escepticismo, de sinsentido, de amargura? ¿Quién no se pregunta, tal vez por un instante fugaz pero punzante, dónde está Dios ahora?

La duda no es inhumana, ni el enfado, ni el miedo... El reto está en no ceder, en no creer que todo ha sido una mentira. El desafío es no abandonar, no rendirse, no capitular en esos momentos. Después de todo, el salmo 22, que comienza con el llanto del justo: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, termina cantando la presencia del Señor en edades futuras: “..hablará del Señor a la edad venidera, contará su justicia al pueblo por nacer. Así actuó el Señor”.

PIENSA y MÍRATE...

Cuantas veces en nuestras vidas hemos sentido el abandono de Dios. ¿Por qué a mi? ¿Por qué ahora? ¿Qué hice Señor? Preguntas y preguntas como la de Cristo que encuentran como respuesta el silencio de Dios. Por lo general, es la mejor respuesta que nos puede dar, pero no lo entenderemos hasta que sepamos que del silencio brota la resurrección.
  • ¿Alguna vez sientes que actúas por impulsos, y a momentos de euforia suceden otros de duda? ¿Te sientes solo en el seguimiento de Jesús?
  • ¿Aceptas el que pueda haber momentos en que “no sientes” a Dios, y sin embargo, te atreves a seguir adelante con proyectos, compromisos y esfuerzos en su nombre?
SIENTE...

Hoy el amor se hace realidad en su faceta más cruda: la entrega. El amor no puede quedarse en un puro sentimiento. Tiene que llegar un momento en que es capaz de darlo todo. '

El amor está ahí, en muchas personas, en muchos momentos, dentro de tí. No tienes que hacer nada para ello. Entonces, si está… ¿por qué nos cuesta verlo? El problema es que a veces ponemos barreras, nos bloqueamos y no dejamos que salga a la luz, ni somos capaces de recibir el que se nos da... Él es el amor que todo lo mueve, que todo lo puede y que todo lo da. ¿Lo sientes?