Cine: La gran belleza
Jep Gambardella es un escritor y periodista, que escribió un solo libro
en su vida. Un éxito. Desde entonces se dedica a llevar una vida social
banal y frívola. El verano en que cumple 65 años le vemos hacer balance
de esa vida, desde una pose de indolencia y escepticismo. Por el
escenario de este verano romano, en villas y palacios fastuosos, van
desfilando personajes que reflejan la vacuidad de estos personajes.
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Porque invita a pensar, y no es poco en estos tiempos.
Vaya por delante que es una película extraña, de esas que o te
entusiasman o te provocan un rechazo enorme. Hay quien la calificará de
obra maestra y quien la considerará pretenciosa o absurda. Con todo,
público y crítica la han ensalzado y premiado con galardones en los
festivales de medio mundo. Recibió en 2014 el Oscar a la mejor película
extranjera.
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Por la interpretación de Toni Servillo, que transmite
hastío, sentimiento, contradicción o la nostalgia desesperada por la
gran belleza atisbada en un momento de la vida. Consigue que un
personaje a priori detestable sin embargo termine permaneciendo en la
memoria del espectador mucho tiempo después de terminada la película.
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Por los aspectos técnicos. La dirección artística es
fastuosa, con su recorrido por escenarios romanos de belleza fría. La
fotografía consigue crear cuadros de sorprendente fuerza visual. Y la
banda sonora es una increíble mezcla de temas, que van desde el
clasicismo de John Tavener, a la profundidad de Zbigniew Preisner, a una
versión disco de Raffaella Carrá. Y cada pieza tiene su sentido y su
momento.
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Porque cada personaje, aunque sea tangencial, deja entrever una historia.