«Le preguntó el Sumo Sacerdote: “¿Eres tú el Mesías, el hijo del Bendito?”. Jesús respondió: “Yo lo soy”»
Ante quien haga falta. No negar, ni callar.
Afirmar una manera diferente de ser de Dios. Afirmar la vida con tu
palabra ante Caifás, «Tú lo has dicho». Con tu negación ante Pilato «si
mi Padre no te hubiera dado poder…» o con tu silencio ante un Herodes
frívolo y vacío.
Afirmas también en nosotros. Cada vez que descubrimos destellos de tu presencia. Cada vez que alguien habla de un amor infinito. Cada vez que alguien alza la voz y la vida para oponerse al que mata y hiere, al que excluye y desprecia. Cada vez que alguien prescinde de lo anodino y lo sin sentido.
Afirmas también en nosotros. Cada vez que descubrimos destellos de tu presencia. Cada vez que alguien habla de un amor infinito. Cada vez que alguien alza la voz y la vida para oponerse al que mata y hiere, al que excluye y desprecia. Cada vez que alguien prescinde de lo anodino y lo sin sentido.
¿Qué afirman mi vida, mis opciones?
¿Hablan mis gestos, mis palabras y mis silencios de un Dios de vida?
¿Hablan mis gestos, mis palabras y mis silencios de un Dios de vida?