ADVIENTO 2017

Un "sí" que cambió la historia...

Algunas veces, un "sí" puede cambiar muchas cosas. Pero hay un "sí" que cambió toda la historia... la nuestra.

Dios, nuestro Dios, es un Dios apasionado. Nada hacía preveer, en la historia de Israel, que fuera a dar un vuelco a su modo de hacerse presente en medio de su pueblo. Pero, sorprendentemente, dio un paso que ni los profetas habían contemplado, aunque sí intuído, pero no de modo tan radical. La Encarnación, el Dios que se vuelca en la humanidad a través de su Hijo Jesús, es el SÍ sin medidas del Dios Ternura: con este "sí" cambió el mundo...

Dios mueve nuestra vida a decir "sí"...

Lo hizo con María, tal vez llena de miedo, temblorosa, acobardada por lo que se le venía encima. Pero ella abre la puerta a la esperanza pronunciando su "aquí estoy", su "sí" a Dios. Es, por así decirlo, el momento en el que se encuentra el "sí" de Dios con el "sí" de toda la humanidad en la Madre, en María.
Ella, como tantos otros después, "sisearon", descubrieron la fuerza que se encuentra en esa sencilla palabra: la fuerza de todo un Dios entrando en el mundo a través de nuestra disponibilidad. Con Él, no hay temor. Con Él, es posible lo imposible. ¿Te apuntas al #yoSISEO?


No dudaría

Todos cometemos errores que quisiéramos haber evitado. Cosas que lamentamos. Violencias –manifiestas o no– que han hecho emerger lo peor de nosotros mismos. Pasan los años y siguen ahí. Recuerdos, historia, escenas, palabras, rupturas... Carcomiéndonos. Lo que más duele, con diferencia, es el daño que hemos causado. Las consecuencias negativas de nuestros actos en otros. Esta mítica canción pone nombre a estos sentimientos. Pero es liberadora. Porque nace de la nostalgia, la decepción, el dolor y del sentimiento de culpa pero lleva al compromiso. Firme, positivo, creativo, ilusionante. Canción protesta contra uno mismo. ¡NUNCA MÁS! (Maite López)

Con el corazón en el domingo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes."»
Cuando era pequeño, recuerdo que los profesores usaban esta parábola para decirnos que había que estudiar más. Usar nuestros talentos significa emplearlos en estar más atentos, hacer mejor nuestro trabajo y, en definitiva, obtener mejores evaluaciones. Se nos decía que, a veces, incluso en el caso de que fuésemos buenos estudiantes y lográsemos pasar el curso holgadamente, quizá aún así no usábamos bien nuestros talentos. Teníamos que estudiar lo más posible, porque se nos había dado esa capacidad. Y nos hacían mirar a los que lograban hacer lo justo con dificultad, para que viésemos como aquellos trabajaban sus talentos, los pocos que habían recibido, quizá mejor que nosotros, que habíamos recibido mucho pero no lo aprovechábamos bien. 

No iban descaminados mis profesores. La vida, nuestro carácter, nuestras habilidades, la familia en que hemos nacido, las condiciones económicas de que gozamos, de alguna manera todo lo hemos recibido, todo ha sido un don. No todos en el mundo han tenido la misma suerte que nosotros. Incluso entre los miembros de nuestra comunidad hay muy diferentes suertes, habilidades y capacidades. 

Hoy Jesús nos recuerda que no podemos enterrar nuestros talentos bajo el suelo. Eso es una especie de suicidio. Tenemos que ponerlos a trabajar. Pero, ¿para qué? ¿Para lograr una vida mejor para mí? ¿Para tener más dinero en mi cuenta corriente? ¿Para ser feliz y aprovecharme de esos dones que yo he recibido y otros no? Si leyésemos así esta parábola es como si la separásemos del resto del Evangelio. Eso no se puede hacer. Debemos recordar que para Jesús lo más importante es el Reino de Dios. Jesús quiere que todos lleguemos a vivir juntos como hermanos. Los talentos de cada uno están, deben estar, al servicio de la fraternidad. Cualquier otra cosa es “enterrarlos”.

MÚSICA: Coloreando días grises (Álvaro Fraile)

"¿te has parado a pensar qué te hace feliz?" Si se trata de ser felices, de comer perdices,... vamos a empezar por pensar en aquellas cosas que nos hacen sonreír. Aquellos pequeños detalles que puede tener cada día y nos ponen con buen tono, buen humor, contentos,... Ésta es la pregunta que se hicieron los alumnos de coro y escribieron esta canción, a modo de lista, para recordárnoslo siempre. Y si soñamos con un mundo mejor, entonces hay que ponerse manos a la obra y colorear los días grises, nuestros y de quien nos rodea... si quieres "comer perdices" por ahí van los verdaderos pasos!!! hacer del mundo un lugar mejor!!! y a veces, sólo se trata de sonreír..."

Cine: Binta y la gran idea

El cortometraje que proponemos en esta ocasión es todo un regalo. Cuenta una historia breve, pero profunda. Es la historia de África, pero también es la historia de Europa. Es la historia de los negros y de los blancos. Y está contada por alguien muy especial. Binta es una niña de una aldea senegalesa. Va a la escuela y sabe escribir y leer. Piensa en el futuro y le gustaría ser una mujer de estado. Su padre es pescador y su madre trabaja en el campo con otras mujeres, con las que comparte una cooperativa. Son una familia a la que le gusta relacionarse con los demás. Pero sobre todo son una familia que busca lo mejor para África. Binta tiene una prima, que se llama Soda, y que no tiene tanta suerte como ella porque no puede ir a la escuela. Y Binta y sus amigos están convencidos de que la única salida para la mujer africana es ir a la escuela. 

Suleyman es el amigo del padre de Binta y está encantado con los tubab, los hombres blancos de Europa. Continuamente está intentando convencer al padre de Binta de que todo lo que hacen lo hacen mejor que los africanos. Tanta es su insistencia y sus argumentos son tan claros, que el padre de Binta tiene una idea y decide ponerla en práctica. Su mujer afirma que está loco, pero es una gran idea.


Música: De lo malo, lo mejor (Álvaro Fraile)

Es una canción dedicada a esas tan de moda y conocidas "relaciones tóxicas" y es que hay gente que te contamina... que te hace sentir más pequeño de lo que eres y... bueno... a veces... un corte de manga a tiempo... no? "recuerda que uno no siempre pretende ser cada día de lo malo... lo peor..." que nadie te achique! que nadie te etiquete! y sobre todo no te lo hagas tú!!!! 


MASTERSAINTS: Día de todos los Santos

Para el día de hoy, recuperamos una entrada de hace 4 años que nos habla de manera espectacular, enboca del P. Alindado scj del sentido de éste día. 


 
"Supongo que todos habéis visto, en algún momento, Masterchef. Yo, humildemente, reconozco que sí… me podía eso de ver cómo unos y otros hacían platos imposibles con sus pocos o muchos conocimientos y cómo poco a poco iban aprendiendo a mejor cocinar.

Y es que era curioso ver y descubrir que, a nuestro lado, hay muchos Masterchef, mucha gente que, sin demasiada preparación, incluso desempeñando otras tareas y teniendo otros trabajos, era auténticos cocineros aunque pasaran para la mayor parte de la gente desapercibidos o, como mucho, sabían en su casa que tenían muy buena mano con las croquetas, las sopas, el cocido o las alcachofas. Masterchefs silenciosos, callados, de esos que no hacen ruido, pero que son capaces de cocinar platos como para repetir dos veces. Masterchefs sin grandes nombres, sin estudiar en la escuela de Arzak, Arguiñano o Adriá, sin reconocimientos del gran público, pero sí el de aquellos más cercanos, que sabían de sus mañas con la sartén y la cuchara de palo. Masterchefs anónimos.

Con los santos nos sucede igual. Algunos son auténticos fieras, como lo son Arzak, Arguiñano o Adriá en sus cocinas. Algunos tienen el reconocimiento público y son conocidos por todos: Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Ignacio de Loyola, muy pronto Juan Pablo II… pero otros, la gran mayoría, una ingente cantidad como nos recuerda el libro del Apocalipsis (cf. Ap 7, 2-4) con esa cifra tan curiosa (una cifra simbólica que habla de una multitud incontable), pasan desapercibidos y, como sucede con los grandes cocineros que están en nuestras casas y hacen platos como para repetir, son conocidos y reconocidos sólo en el ámbito familiar, cercano. Esos son los Santos a los que recordamos en la solemnidad de Todos los Santos: santos de a pié de calle, de zapatilla de andar por casa, que dejaron en nuestras vidas, sin grandes gestos, sin grandes palabras, la semilla del Evangelio y el sabor auténtico de que su vida era una vida de fe, de oración, de entrega a Dios y a los otros..."